Cada vez que sentimos un cosquilleo en el estómago por estar felices o contentos, es una manifestación de Ki. De hecho, la vida misma es una manifestación de Ki.
Mediante la práctica continuada del Aikido, podemos sentir y controlar el Ki que fluye por nosotros.
Debido a las tensiones y al estrés diario, nuestro flujo de Ki disminuye y se bloquea en ciertas zonas, provocando dolores musculares o molestias, además de hacer disminuir nuestras defensas. La tensión muscular también evita la libre fluidez del Ki, por ello siempre se aconseja realizar cualquier tipo de arte marcial, no sólo Aikido, de una manera suave y relajada.
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